domingo, 24 de noviembre de 2019

Abandono: la herencia del padre o ... TRES


Abandono: la herencia del padre
o
La herencia del padre: abandono y literatura
David Ochoa Solís

Tengo un animal singular mitad cordero, mitad gatito.
Es una herencia de mi padre.
“Un cruzamiento”, Franz Kafka
                                                                                                                                                                                                                                                   


I
Se podría considerar que la herencia de nuestro padre, nuestro patrimonio, es necesariamente  un abandono. Herencia  y orfandad provienen posiblemente de la misma raíz.[1] De igual origen deriva también la palabra abandonado. Heredero y abandonado tuvieron seguramente un sentido primero que no escapaba al devenir de la vida: usualmente se hereda de quien muere; al mismo tiempo que heredamos perdemos. ¿Cuán aceptable nos resulta la pérdida? ¿Qué heredamos? ¿Podemos superar el abandono?

Las obras literarias pueden operar como “…grandes organizadores de la experiencia humana” (Wilson, E. 2007: 777), una de ellas es la muerte del padre y la herencia ¾material y simbólica¾ que recibimos y elaboramos. Alentado por la perspectiva de Walter Benjamin sobre las obras de Franz Kafka ¾especialmente sobre los relatos  “La metamorfosis” y “Un Cruzamiento”¾, analizaré en este último, así como en la novela Patrimonio. Una historia verdadera de Philip Roth y en la memoria Entre ellos, de Richard Ford, las formas como estos textos literarios  proponen un sentido para la muerte del padre, así como para el patrimonio que heredan.

Patrimonio y Entre ellos narran de diferente manera la muerte del padre.[2] “Un cruzamiento” se ocupa solamente de la mirada del hijo sobre lo que el padre le heredó. Los textos de Roth y Ford son más  cercanos. En la novela de Roth el padre lucha con un tumor pretendidamente benigno que presiona el nervio facial y el  cerebro, y que eventualmente causa  su muerte. El texto memorialístico de Ford se compone de dos partes que fueron escritas con treinta años de diferencia: la primera ¾“Su muerte. El recuerdo de mi padre”¾ sobre el su progenitor, un agente viajero que murió en 1960 cuando Richard Ford tenía 16 años. Patrimonio y Entre ellos son narrados en primera persona y se utiliza en ambos el nombre del escritor como narrador.

“Un cruzamiento”, como los textos de Roth y Ford,  es un relato / una narración en primera persona. No hay, sin embargo, el propósito de hacernos sentir lo narrado solamente como la experiencia de un individuo identificable con el narrador, más bien busca que desprendamos, como de una parábola, una enseñanza moral. Volveré a ello más adelante.

En el relato de Franz Kafka el padre hereda un extraño animal  ¾“...mitad gatito, mitad cordero. Lo heredé con una de las propiedades de mi padre” (2001: 94), dice el narrador¾. Primero se comportaba más como cordero, después se equilibraron las conductas. Cuando van niños de visita se formulan preguntas sobre el animal. Por momentos parece que el animal pide ser sacrificado, pero como es una herencia no debe hacerlo.

II
En Patrimonio el abandono se empieza a fraguar con la transformación del padre ante la cercanía de la muerte. El padre ya no es lo que era, PR lo va reconociendo sin dejar de sorprenderle como ahora el padre no concede atención a lo que antes le parecía relevante,  “…cosas que le habían entregado las personas a quien él más quería, como muestra de su afecto” (p. 90). La muerte es el abandono consumado: el padre muere y PR se queda solo.  Y lo que más apreciaba de él es lo que desaparece, “la supervivencia, la calidad de sobreviviente, el sobrevitalismo” (sic) (p. 125).

La herencia ¾tanto la que efectivamente recibió como la que le pudo otorgarle el padre¾ la integran el cuenco de afeitarse, el dinero que ahorró y dejó a los hijos, y finalmente los tefelines,  (en inglés tefillin, “The phylacteries  worn by Jewish men” TAHD, 1844; phylacteries, “boxes containing Torah verses worn by some Jews when praying”, Wikipedia). AQUÍ puede venir el origen judío de la familia y como tanto PR como su padre eran ya poco judíos.

El cuenco era un objeto que había pertenecido al abuelo, “[Y]a en 1988, lo que verdaderamente me sorprendía del cuenco, era que mi padre no lo hubiese tirado o regalado” (p. 28). Del abuelo al padre y de este al hijo: la herencia es irrenunciable y también inaceptable. Es como si uno no pudiera desprenderse de la herencia paterna.

Philip Roth era ya un escritor más que medianamente acomodado cuando su padre muere. El progenitor le comunica que tiene ochenta mil dólares y que piensa dejarlos por partes iguales a sus dos hijos; el novelista le dice al padre que él tiene suficiente dinero, que se lo debe dejar al hermano. Sin embargo cuando el padre muere la herencia es como un rechazo: “…: me sentí repudiado, y el hecho de que mi eliminación del testamento fuera consecuencia de una decisión mía no contribuía en nada a suprimirme la sensación de haber sido apartado de su seno” (p. 104).

Finalmente los tefelines imbrican a la cultura más como un todo. (El padre de PR había nacido en Newark a finales del siglo XIX, el abuelo Bert emigró de Europa a principios de…, EXPLICAR). Y tampoco se los dejan a él y ello le resulta incomprensible. “No le pregunté  por qué no me los había dado a mí. No le pregunté por qué en lugar de devolverme todas las servilletas y todos esos manteles  y salvamanteles, no me había dado los tefelines” (p. 96). Esta parte del patrimonio no heredado puede mirarse simultáneamente como un acto de despojo. Al negarle  los tefelines simbólicamente le sustrae una parte de la cultura.

III
El padre de Richard Ford era un agente viajero que vuelve a casa los fines de semana; el abandono inicial del hijo son esas ausencias cíclicas.  Cuando el padre se va, el mundo desaparece, y solo toma su rumbo cuando vuelve: “La vida es tan festiva como uno puede imaginar. Mi padre ha vuelto a casa otra vez” (p. 13).

Las ausencias vuelven al padre un desconocido. RF mira una fotografía del padre cuando joven y se pregunta: “¿Estaba nervioso en esa fotografía? ¿Entusiasmado?¿tenía miedo a fracasar? ¿Por qué, se pregunta uno, había dejado la diminuta Atkins (la capital mundial de los encurtidos), de donde era oriundo? Todo son incógnitas. (…). No sé como lo veía la gente”  (p. 17). El padre es una incógnita. Comprender ese misterio  es algo que lo afecta profundamente: “La comprensión incompleta de las vidas de nuestros padres no es algo que les afecte a ellos. Nos afecta solo a nosotros” (p. 28).

La vida del padre es como una negación de la vida del hijo y de la madre, “Pero lo que importaba aquí realmente, y lo que nos importaba a mi madre y a mí, era cómo percibía él la vida y cómo la vivía” (p. 68). Cuando  el padre muere todo cambia “Cuando mi padre murió, todo cambió…”. Su muerte es como una doble privación, “Mi padre, como he dicho, nunca había estado mucho en casa a causa de su trabajo, y esta nueva ausencia -la muerte- …” (p. 111). Pierde al padre y pierde lo que el padre inspiraba en él de vida.






IV
Walter Benjamin mira la obra de Franz Kafka




ENSAYO. Walter Benjamin. Iluminaciones, “Franz Kafka. En el décimo aniversario de su muerte” (pp. 153-184). “Pero  nunca serán más terribles que cuando surgen de la más profunda degeneración, que no es otra que la de los padres” (p. 157), “Son muchos los indicios que demuestran que, para Kafka, el mundo de los funcionarios y el de los padres son en realidad idénticos” (p. 157); “El padre sancionador es asimismo el padre acusador y el pecado del que acusa al hijo vendría a ser una especie de pecado hereditario” (p. 158); “No para los animales, ni siquiera para esos híbridos o seres enmarañados, como el cordero-gato de “La cruza” o el de Odradek. Todos ellos viven más bien en el anatema de la familia. No en balde Gregorio Samsa se despierta convertido en bicho precisamente en la habitación familiar; no en balde el extraño animal, medio gatito y medio cordero, es un legado de la propiedad paternal;…” (p. 160)



Bibliografía
Benjamin, W. (2018) Iluminaciones. Madrid: Taurus.
Ford, R. (2017) Entre ellos. Barcelona: Anagrama.
Kafka, F. (2001) La muralla china. Cuentos, relatos y otros escritos. Madrid: Alianza Editorial.
Roth, P. (2019) Patrimonio. Una historia verdadera. Barcelona: Debolsillo.
Wilson, E. (2007) Edmund Wilson. Literary Essays and Reviews of the 1930S & 1940S. New York: The Library of America.

ENTRE ELLOS

Cuando el padre se va, literalmente se va, el mundo desaparece, y solo toma su rumbo cuando vuelve: “La vida es tan festiva como uno puede imaginar. Mi padre ha vuelto a casa otra vez” (p. 13)

Hay como un temor por lo que el abuelo fue, y que el padre también podría ser: “Estaba también el terrible mal genio, un tanto iracundia como estallido y arrebato, a causa de frustraciones por las cosas que no podía hacer: insatisfacciones íntimas, posiblemente como las que habían llevado a su joven padre a sentarse en el escalón del porche una noche de luna del  verano de 1916, después de haber perdido la granja por culpa de unas malas inversiones, y, desesperado, quitarse la vida con veneno.” (p. 16)

El padre es una incógnita: “Son los años veinte. Ha venido a la ciudad desde el campo, con todas sus virtudes campesinas. ¿Estaba nervioso en esa fotografía? ¿Entusiasmado?¿tenía miedo a fracasar? ¿Por qué, se pregunta uno, había dejado la diminuta Atkins (la capital mundial de los encurtidos), de donde era oriundo? Todo son incógnitas.” (. 17) “No sé como lo veía la gente”  (p. 17)

El mundo de los padres le afecta a los hijos. “Y todo era mucho más complejo de lo que digo. No hay duda. Lo que no sé no  puede en rigor considerarse un rasgo de su persona. De mi padre. La comprensión incompleta de las vidas de nuestros padres no es algo que les afecte a ellos. Nos afecta solo a nosotros” (p. 28)

“Escribir una memoria y considerar la importancia de otro ser humano (…) Pero la forma en que yo, su único hijo, puedo valorar e individualizar mejor la vida de mi padre y sus virtudes es verlo tal cual él la vivía a mis ojos, …” (pp. 54-55).







PATRIMONIO
La muerte implica abandono: “Ellos se han ido y nosotros, por el momento, aquí estamos” (p. 21)

 “… por todo lo que me frustró como, hijo suyo,  durante la adolescencia..” (p. 16)

La herencia puede ser / sonar como una maldición. “;…entre todo ello vi el cuenco de afeitar que antaño perteneció a mi  abuelo; ...” (p. 26)

La herencia del padre: “Ya en 1988, lo que verdaderamente me sorprendía del cuenco, era que mi padre no lo hubiese tirado o regalado” (p. 28) Y es como si uno no pudiera desprenderse de la herencia paterna.

El abuelo también es un misterio. “Sender Roth fue para mi, de pequeño, una presencia remota y misteriosa,…” (p. 27).

Imagen del padre, carente de empatía: “…; estaba sencillamente, haciendo lo que toda su vida había hecho: superar la dificultad siguiente. Media hora antes habíamos enterrado el cuerpo de mi madre” (p. 31

El primitivismo del padre. “Fue el primitivismo de mi padre lo que más sorprendido me dejó” (p. 32)

La imagen del padre: “Nunca fue capaz de comprender que una capacidad de renuncia y de férrea autodisciplina como la que él poseía eras algo absolutamente extraordinario, que no estaba al alcance de todo el mundo” (p. 79)       

La imagen del padre “(El empleaba <<hock>>, un verbo tomado del yiddish que, en este contexto, significa dar lata, doblegarle la voluntad a alguien, dejarlo aturdido a base de advertencias y órdenes y quejas; en pocas palabras: usar las palabras a modo de barrena para abrirle un agujero en la cabeza.)” (p. 79)

El abandono también puede ser que el padre ya no es lo que era. “Pero lo acepté sin decir nada. Poco a poco, fui reconociéndolo todo, sin que dejara de sorprenderme, en cada ocasión, la poca relevancia que para él tenía el valor sentimental ¾y material también¾ de unas cosas que le habían entregado las personas a quien él más quería, como muestra de su afecto” (p. 90)

Es la idea de WB de el que hereda ya es como el padre “el pecado” hereditario: “..porque yo también podía serlo, porque no en balde era su hijo” (p. 91) PR tampoco reconoce  el valor de las cosas que te dan quienes te aman.

Es incomprensible porque no le dejó la herencia que él quería. O porque le dejó lo que le dejó. “No le pregunté  por qué no me los había dado a mí. No le pregunté por qué en lugar de devolverme todas las servilletas y todos esos manteles  y salvamanteles, no me había dado los tefelines” (p. 96); “Por qué no se le había ocurrido darles los tefelines a Seth o a Jonathan era más fácil de comprender que por qué no se le había ocurrido dármelos a mí.” (p. 98)

La herencia es como un repudio: “…: me sentí repudiado, y el hecho de que mi eliminación del testamento fuera consecuencia de una decisión mía no contribuía en nada a suprimirme la sensación de haber sido apartado de su seno” (p. 104)

La herencia no es lo que quería, no podemos saber que queremos que nos hereden: “Para mi propia consternación, ahí junto a mi padre y su última voluntad y testamento, me di cuenta de que quería parte de aquel excedente (…) quería el  dinero porque era suyo y yo era su hijo…” (p. 104)

 ¿Por qué no merece lo mejor? Es como el animal de  “Un cruzamiento” de FK que ya no podrá tener descendencia:  “¿No creía merecerlo? ¿Consideraba que mi hermano y sus hijos eran más dignos herederos que yo, quizá porque mi hermano, por haberle dado nietos, poseía más legitimidad, en cuanto a heredero de un padre que el hijo sin descendencia?” (p. 105)

No es capaz de  reclamar lo que le pertenece: “Y, no obstante, enseguida descubrí que no me resultaba posible pedir eso.” Eso es una parte del dinero.

No está conforme con lo que le hereda: “<<Esta lista es para mí. Me conformo con esta lista y el cuenco de afeitar.>>” (p. 113)
El objeto material que le hereda el padre:  ¾Toma ¾me dijo¾. Llévate esto a casa. [en el renglón siguiente] Abajo, en el coche, abrí el paquete y encontré el cuenco de afeitar de mi abuelo.” (p. 118)

Lo que apreciaba de su padre era la capacidad de sobrevivir. Y se muere el padre. “lo que yo en ambos apreciaba: la supervivencia, la calidad de sobrevivientes, el sobrevitalismo” (p. 125)

Y efectivamente ya recibió la herencia, como dice WB: “Lo llevas adentro, también, una cierta implacabilidad  que te viene de él”.  (p. 126)

Somos los hijos que somos: “Yo, en cambio, pertenezco a la horda incapaz de pegar. No somos así y no podemos hacerlo, no podemos pegarle a nuestro padre, ni a nadie. Somos los hijos abrumados por la violencia…” (p. 158)

La distancia entre los padres y los hijos: “…desgarrador abismo que se abre entre nuestros padres y nosotros…”  (p. 159)

Yo soy el padre mío. ¿Quién se muere cuando muere el padre? “…: la vehemente, aunque demencial convicción de que mi padre se hallaba dentro de mi, de algún modo,…” (p. 160)

¿Cuál fue el patrimonio que le dejó? La mierda. “De modo que esto era el patrimonio. Y no por que limpiarlo simbolizaba alguna otra cosa, sino precisamente porque no, porque no era sino la realidad vivida que era” (p. 174)

La imagen de su padre es la de “el padre”, “Mi padre no era un padre cualquiera, era el padre, con todo lo detestable y todo lo digno de amar que hay siempre en un padre” (p. 179)

Si nuestro padre está débil. Su hermano dice cuando el padre ya ha muerto “¾Philip es como una madre para mi.” (p. 179).

El padre es  la lengua vernácula, la que no tiene poesía: “El me enseñó la lengua vernácula. El era la lengua vernácula, despoética [unpoetic en inglés] y expresiva y a bocajarro, con todas sus cegadoras limitaciones y toda su perdurable fuerza” (p. 180)

PR es su propio padre, se puede permutar: “…pero si engranadas, hasta alcanzar un espeluznante grado de permutabilidad”. (p. 225)

PR es su padre “…, durante las horas angustiosas e inciertas que precedieron a la colocación del bypass, estuve cerca de sentirme traspasado a mi doliente padre, intercambiable con él ¾incluso como reverso suyo en el sacrificio¾, mientras él se atragantaba de mortalidad…” (p. 226)

Un padre que juzga siempre: “…, al menos en mis sueños yo seguiría siendo el hijo niño de mi padre, con la consciencia de un hijo niño, y que él seguiría vivo no sólo como padre mío, sino como padre, en permanente juicio de todas mis acciones” (p. 237)

ENTRE ELLOS

Cuando el padre se va, literalmente se va, el mundo desaparece, y solo toma su rumbo cuando vuelve: “La vida es tan festiva como uno puede imaginar. Mi padre ha vuelto a casa otra vez” (p. 13)

Hay como un temor por lo que el abuelo fue, y que el padre también podría ser: “Estaba también el terrible mal genio, un tanto iracundia como estallido y arrebato, a causa de frustraciones por las cosas que no podía hacer: insatisfacciones íntimas, posiblemente como las que habían llevado a su joven padre a sentarse en el escalón del porche una noche de luna del  verano de 1916, después de haber perdido la granja por culpa de unas malas inversiones, y, desesperado, quitarse la vida con veneno.” (p. 16)

El padre es una incógnita: “Son los años veinte. Ha venido a la ciudad desde el campo, con todas sus virtudes campesinas. ¿Estaba nervioso en esa fotografía? ¿Entusiasmado?¿tenía miedo a fracasar? ¿Por qué, se pregunta uno, había dejado la diminuta Atkins (la capital mundial de los encurtidos), de donde era oriundo? Todo son incógnitas.” (. 17) “No sé como lo veía la gente”  (p. 17)

El mundo de los padres le afecta a los hijos. “Y todo era mucho más complejo de lo que digo. No hay duda. Lo que no sé no  puede en rigor considerarse un rasgo de su persona. De mi padre. La comprensión incompleta de las vidas de nuestros padres no es algo que les afecte a ellos. Nos afecta solo a nosotros” (p. 28)






[1] BDE “…del latín hered-, tema de heres, ‘heredero’  del indoeuropeo ghero- ‘heredero’  (quizá la idea de ‘abandonado’)  de ghe- ‘soltar; ser soltado’”, (Breve Diccionario de Etimologías de la Lengua, p. 342); TAHD   “Ghe-. To release, let go; in the middle voice) to be released, go. Contracted from *ghea-. 1. GO; AGO, FOREGO, FORGO, from old English gan, to go, from Germanic variant form *gaian. 2. Suffixed form *ghe-ro-. HEIR; HEREDITAMENT HEREDITY, (HERITAGE; INHERIT, from Latin heres, heir (¿< “orphan<”berefit”)”.
[2] Patrimonio es identificada como “una historia verdadera” y Entre ellos como  “memorias”, así, entrecomillado.

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